En ocasiones, la convivencia en una comunidad de propietarios se ve trastocada por las molestias generadas por nuestras mascotas o por las de otro propietario. Ante situaciones así, lo ideal es hablar o recibir las quejas de nuestros vecinos y llegar a un acuerdo amistoso para solucionarlo.
Pero ¿Qué ocurre si no se llega a ningún tipo de acuerdo por la vía amistosa? Por suerte las comunidades disponen de mecanismos para solucionar disputas entre propietarios, que debemos tener en cuenta a la hora de afrontar una situación así.